La aventura de Buseu arranca por pasión e instinto, a pequeña escala, sin manual de instrucciones. Jordi Canut, referente naturalista y fundador del proyecto, se mudó a vivir al mismo valle de donde era su mujer. En 2003 adquirieron una casa en el pueblo abandonado de Buseu y, sin darse cuenta, pusieron en marcha un proyecto que se convertiría en un reto personal, todo un sueño.

Durante los años siguientes, adquirieron el resto de casas en ruinas y los terrenos de alrededor, con más de 230 hectáreas. ¿El objetivo? Demostrar que trabajando los recursos naturales del territorio de otra manera se puede recuperar un pueblo y, a la vez, conservar y mejorar la biodiversidad.